Skadi, llamada así por la diosa nórdica del invierno, es un poema olfativo sobre la fuerza, la quietud y la naturaleza indómita. La composición se abre con la dulzura afrutada de la pera y la manzana crujiente, refinada por vibrantes cítricos. Como la primera luz del sol sobre la nieve fresca, esta salida brilla con claridad y cristalinidad. Un acorde terroso de avellana y el destello balsámico del olíbano aportan a la frescura una suave calidez, como una hoguera en un vasto paisaje helado. En el corazón, el osmanto se eleva con su flor similar al albaricoque, acompañado por la dorada nitidez del azafrán y delicados pétalos de rosa que se despliegan sobre un fondo musgoso. La ambreta aporta al corazón una suavidad almizclada con transparencia floral. Las notas de fondo revelan todo el carácter de Skadi: el ládano resinoso se une a la suave dulzura de la vainilla. Cetalox, Ambrettolide y Helvetolide (moléculas modernas de ámbar y almizcle) aportan profundidad, tacto sedoso y una sensualidad duradera.

Skadi es un perfume como un abrazo invernal: potente, tranquilo y cautivador, un aroma que resuena en el aire helado como el último rayo de luz de un largo día polar.