Inicialmente, el juego gira en torno a notas cítricas ácidas y amargas. Por un lado, está el yuzu japonés con su típico toque especial, luego está el pomelo, que para mí también pertenece más a la categoría de cítricos ácidos, sin apenas dulzor, más bien con un toque amargo y picante. Luego la bergamota, la planta cítrica amarga y ácida por excelencia. Los tres no tienen ninguna de las típicas notas cítricas dulces que todos conocemos. El Agrumen Trio va acompañado de una grosella negra que aporta un juego afrutado especialmente sutil a la nota de cabeza. Luego viene la especia del cardamomo, una especia que me encanta, y la naturaleza suave pero también cítrica de la verbena. Basta pensar en los tés de verbena. Esto se acompaña de notas de té verde, aquí también un frescor amargo que resalta la naturaleza herbácea del té. La base luego se apoya en almizcle y musgo de roble y un dúo con benjuí y ámbar gris. Para mí, el aroma tiene una frescura intensa y agria sin ser afrutado, pero tampoco desviarse demasiado hacia la dirección chipre.